***CUENTOS PARA LEER EN DOS DÍAS***

La almohada palestina llena los versos
y deja deslizar a la mirada furtiva
sobre el púrpura de su espalda saciada.
El hombre que cabalga en la noche es sólo un fantasma
que no alcanza todavía entender su ilusión.
***
Ayer mordía el viento con fatiga
guardando silencio ante la desesperada euforia,
que brotaba en cada gota de la sien.
Los pasos de los vecinos callados,
quedaron suspendidos ése día, en el cielo infinito de la gloria.
***
Un aplauso le roba a la mente
los recuerdos imperdonables de la historia silenciosa,
que todavía se esconde en el baúl secreto del
amor inconmesurable, y que las almas nobles se atraven a desconocer,
para no romper sus tímpanos con el deseo de un beso.
***
El temor de una palabra reveladora
permuta entre las líneas, ocultándose desesperadamente
en un grito poético del alma.
***
Mi corazón oye tu latido en un pueblo lejos de mí,
a donde no llegan mis versos,
pero el amor palpitante traspasa las distancias
que me impone la tierra
y te toca cuidadosamente,
tiernamente, desesperadamente,
para que no sepas que la brisa que envuelve tus rulos
y se devora tu aliento, soy yo disfrazada
sólo para verte respirar.
***
La historia de un viaje que ni siquiera empieza,
se ha quedado en la maleta, llena de ilusión
esperando paciente la llegada de la boda del ensueño,
tan simple, tan anhelada, y muerta
viva sólo al margen de sus utopías y
de la fe, en la que aún no aprendo a creer.
***
Correr, correr, a un mundo donde nadie espere
y la ciudad sea una sola para los dos.
Correr lejos de la pestilencia y del sofoco,
lejos de las miradas penetrantes que nos señalan.
Correr para llenar tus ojos de nubes de colores
y habitar un espacio de formas geométricas irregulares,
un lugar ceñido a la fuerza de nuestras almas,
donde vuelen libres los artrópodos invertebrados
y que sean ellos quienes llenen los espacios que no alcanzamos a cubrir
en los abrazos eternos que cobijan nuestra única existencia.
***
Veo la muerte caminando a tu lado,
va a la misma velocidad de tu esencia,
en la que se fugan tus sueños y se consuma mi dolor.
Miro la muerte y la notable miseria de su ser
y ruego al destino que no alcance a tocarte ni un poro.
Mis días se envuelven de nostalgia al recordar una tumba
del futuro, que me atormenta mil veces en pesadilla
y que no es suficiente para verter
las lágrimas que hoy te piden precaución.