***TRES SOLEDADES***

Tres soledades cantando al unísono
las melancólicas tonadas de una tristeza sin fin.
Muerte, desolación, ruina,
hambre, miseria y aún ganas de vivir.

Tres soledades creciendo inertes,
entre lágrimas y besos que han muerto de tanto esperar.
Tres soledades con la misma raíz,
con los sueños que brotan de nada,
que vuelan inconstantes por mis vagas ilusiones.

Tres soledades, la tuya, la mía, la nuestra.
un solo trío de sinsabor, de agonía sin causa.
Soledad de amor, de sentirse amado,
soledad de existir sin estar preparado.

Tres soledades que juegan en mi alma,
arrancando los cabellos de la desesperación,
mutilando el recuerdo construido de mentiras,
provocando ataques incontrolables de ambición.

Somos vos, somos yo. Nacimos bajo el cuerpo del dolor.
La primera en el renacer inmediata se formó.
La segunda, sin razones, de juventudes y cariño disfrazado se empapó.
La tercera vive sola, más sola que las otras dos.
Se levanta con el sol y duerme en estas tardes tan calladas,
de amargura, de misterio y de pasión.

***AFICIÓN***

Hace mucho tiempo comencé un juego del que no quiero salir. Mi misión en él consiste en manejar las fichas a mi antojo, redistribuirlas, cambiarlas de lugar, volverlas menos importantes y hasta obsoletas. Nadie me dice cómo hacerlo. Tengo la libertad de dominar, de elegir. Soy el rey del reino para el que existo. Me rijo bajo mis propias normas, condeno sin ser condenado, actúo sin miedo a la persecusión o al reproche, simplemente disfruto del poder sin ninguna restricción.

He pasado millones de años en esta situación, manipulando el inmenso tablero, seguido por mis instintos y deseos. En ocasiones me deprimo. Dejo caer mi ira, producto de la soledad, sobre las indefensas fichas; esos pequeños especímenes que viven sin conocer más de lo que ven.

A veces cuando creo que el juego se sale de control, doy un giro en su rumbo. Hoy es un día de esos. Me he cansado de manejar fichas tan enormes y pesadas. Aún no entiendo por qué las puse ahí, ni recuerdo el día en que lo hice. Lo único que sé es que no las siento necesarias. Esos colmillos amenzantes; iguales todos los días que los miro, esas piezas inútiles y monótonas que ellos forman, ya no estarán más. Irán a parar al cajón del olvido, donde guardo lo que hubo en el juego y ya no.

Crearé nuevas generaciones, especies asesinas que se destruyan sin yo articularlas, ni influir de ningún modo. Serán fichas tercas, insensatas, animales pensantes que deambulen sobre el tablero indagando su existencia y muriendo bajo la misma destrucción que prodigan.

Pasaré otros miles de años, bajo estas mismas circunstancias. Quizás algún día, aburrido de jugar, de tanto alboroto, saque del baúl lo que he guardado, junte eras inentendibles entre ellas y termine de una vez esta caótica y absurda afición.

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Clase de Lengua Materna
Explicación del porqué murieron los dinosaurios ( cuento).